Gina González es madre de Andrés y Abigaíl Olivero, ambos practican karate y pueden testificar que es una disciplina con muchas ventajas para quienes lo toman en serio.
El más pequeño, de nueve años de edad, fue quien comenzó con la idea, pero la mamá le decía que le diera un instante para averiguar. Era un gran reto, pues representaría un gasto por partida doble.
No obstante, se abrió una puerta. Y es que el Dojo OGKK Don Bosco le dio la oportunidad de ingresar y conocerlos. A través de la Junta Comunal de Don Bosco se entereraron que el programa era gratuito para los niños de este corregimiento. Y así lo hicieron, comenzaron a asistir y participar.
Es importante saber que aunque Abigaíl presenta una discapacidad. Eso lo descubrieron al nacer. Su madre contó que es un síndrome muy raro y que a pocas personas se les ha detectado en el país. Para diagnosticarlo, se hicieron varias pruebas muy específicas.
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Entrar al gimnasio Roberto Kelly, ubicado en Don Bosco, es una grata experiencia cada tarde, cada semana. Es un santuario del saber, de deporte, de disciplina. En el primer piso hay un espacio compartido para karatecas y boxeadores.
Allí el sensei Edwin Villareal interactúa con decenas de niños y jóvenes que portan sus kimonos con cintas de todos los colores. Una tarde, en una de sus inducciones explicó que esta disciplina es el "deporte de la manos vacías" y el gran significado que esto representa. Nunca faltan sus "sermones", pero muy atinados. Nadie escapa de sus mensaje llenos de entusiasmo, valores y hasta llamados de atención, de ser necesario.
Curiosamente, todos muy atentos siguen sus instrucciones, pero si usted no lo escucha de la boca de sus padres, no se percata que hay niños y jóvenes que presentan una discapacidad. El secreto es que aquí todos forman parte de una fraternidad y se les exige igual, tanto que ellos mismo se asombra de su talento, de su capacidad. Esa es una de las fortalezas del Dojo OGKK Don Bosco.
Fueron muchos años de estudios para su diagnóstico
De acuerdo con Gina, en el caso de Abigaíl, a medida que el niño va creciendo va presentado rasgos o síntomas. A los cuatro años, después de muchas pruebas, consultas entre uno y otro especialista, a través de una prueba genética se le diagnoticó el Síndrome de Prader Willi, que afecta el metabolismo.
"Es una afectación en el cromosoma 15, en donde el cerebro no es capaz de darse cuenta cuando tú estás lleno al comer. Pueden comer sin saciarse. Al nacer presentan bajo peso y tono muscular bajo, son muy flácidos. Al principio no se sabe qué es. Uno piensa que es algo neurológico, pero en realidad es una mutación genética que surge al azar", detalló.
También compartió que a partir de los dos años se empieza a notar que comen sin control. Abigaíl no lograba hacer lo que hacían los otros bebés, como voltearse, no podía sentarse, gateó al año y medio, y caminó a los dos años. Todo lo hizo tarde, pues presentaba un tono muscular bajo que no le permitía hacer esos movimientos.
#DeportesDD Gina González nos comparte la experiencia de sus hijos [Andrés Olivero y Abigaíl Olivero] en el Dojo Karate OGKK Don Bosco. pic.twitter.com/u1JPxhjliV
— Diario DiaaDia (@DiaaDiaPa) May 29, 2023
Un proyecto especial por la inclusión
¿Cómo le ha ayudado el karate? Al respecto, esta madre indicó que su niña necesita ejercitarse. Es consciente que nunca va a tener un tono muscular normal, pero con el karate puede tonificar sus músculos.
"Aquí se hace ejercicio de fuerzas, de mucha agilidad, entre otros. Lo mejor es que el sensei, los senpai y todos sus compañeros, aún sabiendo que ella tiene una discapacidad, no hacen diferencia. El sensei siempre le dice tú puedes. ¡Dale Abigaíl! La trata igual que a los otros niños, le exige igual. Ella no ha podido ir a competencias, puesto que le cuesta mucho aprender secuencias. Para las katas le es difícil, hay que repetir mucho; sin embargo, no hay un torneo específico para personas con discapacidad", comentó.
No obstante, es preciso mencionar que el sensei Edwin Villareal está trabajando en una modalidad donde Abigaíl puede desarrollar esta habilidad. En tanto, en kumite sus golpes no son contundentes y por su peso se le dificulta, debio a su metabolismo. El proyecto es tenerla en kata e integrase con otros niños.
Abigaíl tiene una edad cronológica de13 años, pero es un poco menos madura. Le es difícil integrase a los niños de su edad.
Es una gerrera desde muy pequeña
Este medio pudo conocer que Abigaíl estuvo en el programa de estimulación precoz que ofrece el Insttituto Panameño de Habilitación Especial (IPHE) en la Escuela Toribio Berrío. Allí sus docentes la ayudaron a desarrollar y estaba en todas las actividades culturales que le invitaban.
Posteriormente, se incluyó a un salón regular en La Concepción, Juan Díaz, donde sus docentes de inclusión le hacían adecuaciones a sus materias y recibía asistencia del gabinete psicopedagógico. Eso le ayudó muchísimo, tanto es así que estuvo en listado de estudiantes sobresalientes y marchó con cinta tricolor para las efemérides patrias.
Actualmente cursa séptimo grado en el Primer Ciclo Tocumen bajo la figura de inclusión, donde le ha sido difícil el cambio, pero cuenta su progenitora que "le va bastante bien".
¿Qué otras cualidades tiene Abigaíl?
Gina aseguró que le gustar comer, pintar, dibujar y curiosamente estar con niños más pequeño. Siempre juega a ser maestra y es muy amorosa. Sin embargo, tiene su carácter. "Tiende a frustrarse. Le gustan las cosas estructuradas. Como adolescente es muy entusiasta, siempre quiere ayudar, especialmente a los niños más pequeños y el karate le ha ayudado a ser más disciplinada", indicó.